A mejor alimentación, mejor rendimiento laboral
¿Cuál es la relación entre la alimentación y nuestro rendimiento laboral?
¿Sabías que nuestro nivel de estrés, concentración e, incluso, el buen humor dependen en gran medida de lo que comemos? Teniendo esto en cuenta, comer bien tiene como resultado un día productivo. En el año 2005, la Organización Internacional del Trabajo le encargó a un periodista que escribiera un libro acerca de este tema. En esta investigación, se llegaron a conclusiones sorprendentes. Una de ellas y, quizás la más importante, fue que las empresas no entienden que la dieta de sus trabajadores es clave en la productividad de estos.
Como corolario, se determinó que una nutrición poco adecuada produce una pérdida de productividad del 20% en las empresas a nivel mundial. Y no solo eso, sino que en los países menos desarrollados, como la India, la enfermedad y las muertes por desnutrición dan como resultado costos que oscilan entre USD$10 mil y 28 mil millones al año.
De esto, se desprende que la buena nutrición es fundamental para la productividad, la seguridad y la estabilidad laborales, asunto que es de interés para el gobierno, empleadores, trabajadores y sindicatos. Las empresas no están conscientes del perjuicio que significa no contemplar mejores opciones de alimentación para sus colaboradores. No se trata únicamente de un buen rendimiento, sino que, dentro de los beneficios de la felicidad, también se encuentra una mejor relación con su entorno (ya sea jefes, compañeros, clientes…).
La alimentación como factor clave en el trabajo
Existe una íntima relación entre la alimentación y el estado nutricional de un trabajador. Esta afecta la productividad, provoca absentismo, disminuye la calidad de vida y el estado general de salud. Aunque en un principio la temática se enfocó en el rendimiento laboral, después se extendió a otros factores, ya que un mejor estado nutricional alarga la vida útil y reduce la aparición de patologías prematuras previsibles que merman el rendimiento.
Cabe destacar que no todos los trabajos son iguales y cada uno ocasiona un desgaste particular, ya sea físico o psicológico, por lo que nuestro aporte nutricional y calórico debe ser diferente.
Al margen de las necesidades metabólicas diarias, es necesario que nuestra dieta tenga los alimentos que nos proporcionen los nutrientes y las calorías que el cuerpo necesita para realizar las distintas tareas diarias. Por ejemplo, si el trabajo que desempeñamos requiere de mucha actividad física, vamos a necesitar incluir alimentos con mayor aporte energético; por el contrario, si requerimos mayor concentración y menos actividad física, nuestra dieta debería tener menos calorías, pero, y esto es crucial, un mayor aporte de vitaminas y minerales para el adecuado funcionamiento de nuestro cerebro.
Para cada puesto, una dieta
Si nuestro trabajo es sedentario, como por ejemplo, estar toda la jornada frente a un computador, y no requiere gran esfuerzo físico, la alimentación debería ser más liviana, con pocas grasas y con los nutrientes necesarios para evitar o recuperar la sobrecarga del sistema nervioso. Alimentos con alto contenido del complejo vitamínico B y minerales que apoyen la absorción y las sinergias entre nutrientes.
Por otra parte, los trabajos que requieren gran esfuerzo y desgaste físico deben tener dietas con un alto aporte de energía para no limitar la capacidad laboral. Este tipo de trabajos es similar a los esfuerzos físicos de un deportista, por lo que esta dieta debe contener proteínas de calidad, carbohidratos complejos, es decir, integrales, y grasas saludables, sin olvidar las raciones diarias recomendadas de frutas, verduras y hortalizas.
El agua es otro elemento esencial en nuestra dieta. Un nivel de hidratación adecuado nos permite funcionar mejor desde todo punto de vista y esta se puede lograr tomando durante el día aguas de fruta sin azúcar, agua sola o infusiones. También se puede incorporar la sopa como fuente de hidratación. No se recomienda el café o el té en grandes cantidades porque, a la larga, producen deshidratación.
Se insiste en que las personas cuyo trabajo es principalmente físico deben llevar una dieta rica en calorías, sin que esto signifique excederse: legumbres, arroz integral u otros granos también integrales, carne sin grasa, pescados azules (sardina, salmón, jurel y caballa), fruta fresca y frutos secos son excelente fuente de una alimentación de calidad. Hay que evitar las frituras, los alimentos procesados y envasados y las grasas saturadas. También la forma de cocinar es importante, por lo que es preferible hornear, preparar a la plancha, o preparar en forma de guisos.
Los trabajadores que realizan tareas que suponen mayor desgaste mental deberían optar por alimentos que favorezcan una buena circulación y el buen funcionamiento del sistema nervioso y el transporte de oxígeno hacia las células, que sean de fácil digestión y que no excedan el aporte calórico diario recomendado. Idealmente incluir alimentos ricos en fibra, vitaminas (complejo B, E, D), minerales (potasio, magnesio y zinc) y oligoelementos (selenio, cromo y silicio) que son clave para el rendimiento intelectual, estado de ánimo, concentración y memoria.
Conductores de vehículos
Una actividad crucial para el desarrollo económico es la de los conductores. Por lo general, estos trabajadores tienen horarios irregulares, lo que favorece el desorden en la dieta: comer en exceso o pasar muchas horas sin comer, falta de hidratación o exceso de café, consumo de alimentos procesados y altos en grasa y sodio. Al arrendar maquinaria pesada, también hay que tener en cuenta la salud y el bienestar de aquel profesional que la manejará.
Cuando hablamos de los consejos sobre conducir maquinaria pesada, nunca nombramos algo tan trascendental como alimentarse de manera correcta. Si bien tenemos un blog sobre cuáles medicamentos tomar y cuáles no antes de manejar maquinaria pesada, es hora de hablar sobre qué comer y qué no.
Estas personas deberían procurarse una alimentación más regular (4 comidas diarias), evitando comer demasiado de noche y las frituras; tener a mano infusiones o agua para beber, por lo menos, cada una hora y llevar tentempiés saludables y livianos como fruta, zanahorias o apio, tortitas de arroz o maíz, yogurt y queso fresco, que son fáciles de digerir. Esto evitará el cansancio y la sensación de aburrimiento, y no se propiciará la somnolencia, que es un factor crítico en los accidentes automovilísticos.
Para terminar, sería de especial importancia que la empresa moderna contemple entre sus programas de bienestar una asesoría nutricional específica con el fin de personalizar las necesidades de alimentación de los distintos tipos de trabajador y que los colaboradores tengan acceso permanente a un equipo de salud especializado en nutrición para evitar o solucionar problemas relacionados con la forma de comer.
¡Mejor alimentación, mejor salud y calidad de vida para todos!